El origen de la espada

El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 11:05

HACE 500 AÑOS

" No hay paz Nyrsa...albergan pura maldad y rabia en su alma, y seguirán llegando en manadas para acabar con todo lo que hemos construido...para ellos no hay paz"
La elfa abrió los ojos incorporandose abruptamente en su elegante cama. Estaba empapada en sudor y notaba el corazón saliendosele del pecho.
- ¡Derek!- gritó desde su oscura habitación
- ¡Derek!- volvió a gritar llevandose las manos a la cabeza.
La puerta de su habitación se abrió y la luz de fuera dibujó la silueta de un huesudo elfo, alto y con una larga cabellera.
El muchacho se sentó en la cama de la elfa y puso una mano en el hombro de esta
- ¿ Otra vez?-
Ella asintió con la cabeza
- La voz es cada vez más fuerte, me retumba en los oidos hermano. No se que quiere decirme..me estoy volviendo loca- Se abrazó a el con fuerza y rompió a llorar
- Nyrsa, sabes que siempre he alabado tu dedicación a intentar preservar la armonía...pero si lo que buscas es la paz, tienes que estar preparada para la guerra hermana-
La elfa se soltó del brujo y frunció el ceño
- Yo no quiero abandonar el camino de la luz Derek-
- No tienes que abandonarlo, solo abrazar lo que innegablemente llevas en tu alma. Compartimos la misma sangre..y aunque hayamos sido educados en doctrinas diferentes...la misma energia y fuerza recorre nuestras venas. Tu Destino va mas alla, y debes preprarate para él-


EN LA ACTUALIDAD

Llevaba horas esperando al enviado de Orgrimmar. Era totalmente consciente de que si su carta había caido en malas manos, lo más lejos que iba a llegar ella era al cementerio.
La impaciencia estaba empezando a ser obsesiva, cuando unos nudillos golpearon con fuerza en el portón. Casi instintivamente y por defensa, abrió la boca expirando un haz negruzco que la envolvió de arriba a abajo.
Entornó la puerta y un orco vestido con una túnica verdosa asomó al otro lado.
- Traigo un mensaje para la sacerdotisa Nyrsa-
La elfa se relajó y abrió la puerta del todo a la vez que cerraba los ojos provocando que la sombra que la cubría se evaporara dejando ver su figura otra vez.
- Toda precaución es poca, disculpa mi desconfianza-
El orco asintió entrando en el interior de la casa.
- ¿Estamos solos?-
- Completamente. ¿Una copa de vino? Es de la cosecha de Kul Tiras- ofreció la elfa
El orco negó con la mano
- Esta es la lista de los elegidos. Tienen que ser ellos. No sólo por sus cualidades, sino porque los ancestros han hablado y han sido claros. El primero al que tendrás que reclutar es a aquel que llamaron Mesteño.
La elfa dió un suave sorbo a su copa de vino y sonrió levemente
- Curioso, mi hermano solía contarme una vieja historia de sus clases de brujería sobre unos extraños hombres que llegaron a través de un portal y pusieron ese nombre a...- la elfa enmudeció al ver la cara del orco- ...pero pensaba que era sólo una leyenda-
- Pues no lo és. Y tiene que escucharte. Sabemos donde se encuentra, lo tienes escrito en la lista-
- Me escuchará-
- Intentaré encontrar pistas sobre el paradero de los demás- El orco le entrego la lista incorporandose. Se alisó la túnica y se dirigió a la puerta
- El se pondrá en contacto contigo-
- No se si será seguro que se acerque por aquí- Replicó la elfa levantandose por cortesía
- No vendrá, contactará como siempre lo han hecho sus predecesores. En sueños -
Nyrsa se sentó pluma en mano delante de una hoja en blanco y comenzó a escribir la carta.
" Estimado Mesteño. Tengo una oferta para ti..."

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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 11:10

Un mapa.
Un maldito mapa es todo lo que tenía, y no sabía como iba a llegar hasta ese lugar, o lo que aún era más importante...
- Como voy a llevar yo todo eso allí...-
Suspiró y se acercó al armario para decidir que vestido debía llevar. Por fin saco una elegante túnica morada con finos hilos dorados que la adornaban, sedosa al tacto y con un escudo grabado como bordado en la parte que se ceñía a su fina cintura. Se notaba que era cara
Se observó en el espejo y salió a la calle. La ciudad de Lunargenta brillaba, y la luz se reflejaba en los escudos de la guardia de la corte de sol tanto que al pasar por delante de ellos sintió que la cegaban.

Entro en la pequeña salita..llegaba tarde, como siempre y la subasta había comenzado. Se sentó en un lateral discretamente y saludó con la cabeza a quienes se percataron de su entrada.
Se había criado en ese ambiente de alta alcurnia y practicamente todos se conocían unos a otros.
Tres horas después aún no había comprado nada. La subasta estaba siendo soporífera, y encima no encontraba lo que estaba buscando. Noto que el sueño hacia mella en ella, y casi sin darse cuenta había cerrado los ojos.

Pasaron segundos...y volvió a abrirlos. " ¡que me duermo!" Se dijo a si misma.
Pero el paisaje que se encontró no era el que esperaba. Miró al suelo y pudo ver junto a su silla un montón cuerpos mutilados.
Ahogó un grito y se levantó temblorosa.
El aire estaba aderezado con un nauseabundo olor a carne quemada, y la inmensa explanada que se extendía sobre ella se adornaba con un sin fin de cuerpos destrozados en el suelo. No había ni un alma con vida. Nadie.
A lo lejos pudo distinguir la punta de una torre entre la bruma. Cogió su falda con las manos, e intentando hacer caso omiso de la sangre que la bañaba las piernas al cruzar entre los cuerpos se hizo paso hasta acercarse un poco más.
La bruma se disipó dejando ver un sobrecogedor templo, de unas dimensiones colosales, como jamás había visto antes. Los colores luminosos parecían estar pintados por el mismísimo sol, y aunque estaba medio en ruinas conservaba los delirios de grandeza que el constructor o constructora habían querido darle.
Oyó algo cortar el viento y giró la cabeza. Nada
Volvió a escuchar un silbido, y giró sobre si misma sin soltar su vestido. No sería la primera vez que tenía que salir corriendo.
Cuando su rostro se volvió contra el templo de nuevo, tuvo que dar un paso atrás
En frente de ella la miraba una elfa, más alta de lo normal, con una enorme cabellera negra y entrada en años. Por sus ropas, aunque bañadas en sangre y desgarradas pudo deducir que era una sacerdotisa, como ella.
- Este no es tu lugar, tienes que marcharte-
- ¿Marcharme?¡Pero si no se donde estoy!....Estaba en Lunargenta y de repente....¿Estoy soñando?-
- Esta no es tu guerra, tienes que marcharte-
Nyrsa clavó su mirada en la elfa..le resultaba familiar
- ¿Quien eres?-
- No encuentras al segundo, ¿verdad?-
- ¡De que me estás hablando!- Estaba empezando a marearse, el olor era insoportable.
- Encuentra al segundo, no pierdas más tiempo con tonterías. Teneis mucho trabajo-
Nyrsa se puso seria. Sabía de lo que estaba hablando
- No se como convencerles de algo que ni siquiera yo comprendo bien. Tampoco se a quien debo buscar. Aún no he recibido instrucciones-
- El que no tiene contenido en sí mismo será el más dificil de adoctrinar, pero el más convencido de todos una vez lleno de fé. Es el nexo-
Nyrsa frunció el ceño intentando entender la frase, pero no tuvo tiempo de pensar. Un gutural berrido las saco de su conversación
- Ya vienen, ¡ tienes que irte!- la anciana empujo a la elfa hacia atrás
- ¡Ya viene quien!¿ Que esta pasando aqui?-
- Son Nathrezim. Esta es nuestra lucha, no la tuya-
Puso un dedo sobre la frente de Nyrsa
- ¿Quien eres?- pero no la dió tiempo a terminar la pregunta.

El sonido de voces a su alrededor la despertó. Carraspeó levemente y pudo escuchar los cuchicheos de las niñas bonitas que reían mirandola.
" Es la hija de Looren Tasartir.¡ Se ha quedado dormida!...que poca clase"
"¿La huerfana de los Tasartir? que quieres....no ha tenido a nadie que la enseñe modales, y menos desde que su hermano murió. Que pena de muchacha."
Nyrsa se levantó con elegancia de la silla, miro hacia las dos elfas y sonrió agarrandose el vestido mientras salía por la puerta, " algún día nos veremos las caras" pensó para si misma.

" El que no tiene contenido...es el nexo" Las palabras de la anciana resonaban en su cabeza. Echó a correr en dirección a su casa subiendose la falda lo suficiente para dejar que sus piernas dieran grandes zancadas. Dió un portazo y subió las escaleras hasta su habitación de dos en dos. Tiró los libros que adornaban la estantería y cogió el pergamino con la lista que días antes le habían traido de Orgrimmar. La escudriño con el dedo, hasta detenerse en un nombre.
- Vacío-dijo sonriendo.
Se sentó en la silla y cerro los ojos respirando profundamente...esto iba a doler, la mente de los no muertos solía ser un lugar demasiado complicado. Pasar mucho tiempo en una siempre le daba dolor de cabeza.

Durante horas estuvo en trance buscandolo por todo Azeroth...de repente su respiración se detuvo y en un susurro sus labios se abrieron:
- Hola Vacío. Te he estado buscando-

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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 11:11

"La veo correr...lleva un vestido de seda que se ajusta a su pequeño cuerpo..el pelo le cae por encima de los hombros, blanco...suave...Intento verle la cara...
-¿Que quieres, porque apareces en mis sueños?-
No consigo que se de la vuelta..miro a mi al rededor y el paisaje es hermoso, el verde de la pradera es tan fuerte que parece pintado, el cielo está totalmente despejado...arriba el sol brilla con fuerza, es precioso. Vuelvo mi vista hacia la elfa..pero no está. La busco, corro y la busco pero no aparece. El cielo comienza a encapotarse y los arboles a volverse oscuros, las praderas ya no son verdes y los linces me miran agresivamente ...el paisaje se transforma por completo, pero me es familiar...conozco esta zona, he pasado mucho tiempo en ella.
Un cuerpo en el suelo...es ella ¡ maldita sea, es ella! Esta tendida en el suelo, esta herida, está....¿muerta? La doy la vuelta con cuidado, ahora puedo ver su cara..y no puedo evitar un respingo al ver que es mi cara la que se dibuja en el rostro de la joven.
Escucho un sonido, es un oso, ruge y cada vez está más cerca, la está buscando.
Intento cogerla en brazos pero no puedo...empiezo a temblar..nos va a ver, nos va a encontrar.
Mientras la sostengo en mis brazos la elfa abre los ojos, yo chillo y la suelto en el suelo, y ella me responde gritando
- ¡Me lo debes, Sattine!-"

Nyrsa despierta empapada en sudor. Lleva noches soñando con ella, pero es la primera vez que escucha su nombre...sabe quien es. Está en la lista. Y ahora, por fin, sabe donde encontrarla.

DIAS DESPUES

Se materializó en Dalarán.
En los últimos meses había utilizado la piedra del hogar bastante poco, hasta que todo estuviera listo y todos estuvieran en camino de convertirse en verdaderos guerreros, prefería no ser vista por allí.
Pero Mesteño había empezado a hacer preguntas, y tuvo que salir de allí todo lo rápido que pudo. Era previsible, el caracter impetuoso del druida podía serle un problema si pasaba demasiado tiempo con ellos.
En realidad daba igual, pasados unos días no la recordarían.
Salió todo lo discretamente que pudo hacia el portal que conducía a Lunargenta y lo traspasó sin miramientos.
La experiencia del teletransporte siempre le había resultado algo impactante. Podía notar como su cuerpo se desmaterializaba y lo único que quedaba intacto era su esencia hasta que llegaba a su destino y el propio cuerpo volvía a formarse sobre si mismo.
"Ha sido una noche intensa" pensaba mientras andaba tranquilamente hacia su casa.
Sattine por fin había aparecido en escena. Ella ya sabía que merodeaba las tierras fantásmas, era el único dato que le habían dado de su paradero.
Había preparado su encuentro con esmero. Le costó, pero acabo consiguiendo que Mesteño y Vacío aceptaran la misión de encontrar a putrenudillos, misión que previamente ya había encargado a Sattine.
Sinembargo el impetu de Mesteño y la maña de Vacío auguraban que acabarían con el antes de que Sattine pudiera ni siquiera plantearselo. Era matemática pura, dos contra uno.
Asique al final tuvo que tomar una determinación y meterse ella misma por medio.
Haciendo uso de su visión mental consiguió localizar a Vacío..Mesteño no podía estar lejos. Rápidamente cogió sus cosas y se aventuró en las tierras fantásmas. Las conocía muy bien, y no tuvo problema para dar con ellos y hacer de su aparición un algo fortuito.
Accedió a ayudarles, y por supuesto de camino fue intentando atraerles hacia donde Sattine estaba.
De hecho había sido Mesteño quien la localizó, olió peligro y salto en busca de la joven, pero Nyrsa ya sabía que estaría bien. Lo había soñado.
Cuando les dejó, habían empezado a entablar conversación, parecía que la cosa funcionaba.
Ahora le tocaba a ella hacer su parte y explicarle a Sattine que esto era parte de su destino. Pero la elfa no se movía por dinero, como Vacío, ni por curiosidad como Mesteño, asique tendría que hacer que se sintiera comprometida, que no pudiera decir que no hasta que el verdadero propósito fuera revelado.
"Ellos te han ayudado Sattine...ahora tu les ayudarás a ellos"
Volvió a sentarse en su pequeña mesita, y como hiciera con Mesteño, sacó una pluma y comenzó a escribir:
"Estimada Sattine,
Mi nombre es Sabbah.."

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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 12:26

Le costó días relacionar el sueño con parte de su misión...estaba convencida de que era una pesadilla relativa a la muerte de su hermano. De hecho hasta que no recibió la carta del consejo, no fue capaz de ver la conexión.
Mientras esperaba que llegara su caballo, sacó la carta del hatillo que había preparado.

"No podemos esperar más. Deben comenzar su entrenamiento cuanto antes o no estarán listos a tiempo.
Pronto recibirás instrucciones con su primera misión. Permitenos recordarte que tu calidad de visionaria no será suficiente para ayudarles a sacar lo que llevan dentro.
Vacío deberá aprender a entender el arte del sigilo para poder explotar el inmenso potencial que lleva dentro, será imparable una vez lo domine.
Mesteño debe fundirse con la naturaleza hasta ser capaz de hacerse con el poder de la bestia que ahora mismo le domina a el. Es fuerte y salvaje como nadie y debe aprender a controlarlo.
Sattine habrá ser una con su magia. Tiene la capacidad de canalizar las energías demoníacas para manejarlas a su antojo, pero si no aprende a usarlas para el proposito al que deben servir, se perderá en su propia oscuridad.
Y Coma es posiblemente el más peligroso de todos, si no es controlado a tiempo. Su potencial está conexionado con lo que lleva dentro.
Mucha suerte Sabbah"

No tenía firma ni sello, pero ella sabía de donde venía.
Fue al leerla la primera vez cuando entendió por fin el sueño que había tenido
En el sueño se veia entrando en la sala de entrenamiento de Lunargenta, la conocía porque su hermano y ella iban a entrenar allí juntos, cada uno en su disciplina.
Su maestro junto a un grupo de sacerdotes y brujos se reunian en torno a una figura en el suelo, se oían murmullos.
Se puso de puntillas intentando ver quien había ahí, pero no alcanzaba, había demasiada gente, y entonces una mano la agarró del brazo dandola la vuelta.
Era Richard Kerwin, uno de los entrenadores de su hermano. Lo conoció en Entrañas cuando fueron allí la primera vez.
- Es tu hermano Nyrsa, ha sufrido una emboscada en la entrada de Lunargenta, está en Coma-
Ella no podía creerlo, y en el sueño casi pudo revivir el sentimiento que aprisionó su corazón al escuchar al no muerto hablar.
- No puede ser....no....¡DEREK!-
Se hizo paso a traves de la multitud gritando y llorando hasta que consiguió llegar al centro, y fue ahí cuando el recuerdo cambió.
En el centro de la sala no estaba su hermano tendido en el suelo, como ella recordaba. En su lugar un no muerto con las manos cruzadas por delante del pecho estaba tumbado.
- ¿Donde está mi hermano? Este no es Derek- Dijo buscando a Richard
Pero todos habían desaparecido, de hecho, ya no estaba en Lunargenta. Estaba en la entrada de Entrañas, justo en la puerta.
" No entiendo nada...¿que está pasando aquí?"
Andó sin rumbo fijo, sin saber muy bien donde se suponía que tenía que ir..todo estaba desertico.
Hasta que de repente volvió a ver al no muerto. Un grupo de hombres estaban arriconandolo e intentaban torturarle. Gritaban y le perseguían.
Nyrsa echo a correr hacia ellos.
- ¡Dejadle en paz!...¡Quietos!-
Frenó en seco cuando estaba a una distancia prudencial y comenzó a cargar contra los hombres. Sus ojos se volvieron negros mientras empezó a pronunciar incomprensibles palabras en Thalassiano, de sus manos surgió un rayo de energía sombría que provocó una ráfaga de viento. El rayo impactó contra uno de los humanos y de este comenzó a surgir una honda expansiva que acertó a dar a los que le acompañaban. Los hombres se retorcieron de dolor callendo doblados al suelo.
El que había recibido el rayo estaba paralizado en medio del grupo viendo como los demas gritaban de dolor.Cuando estuvieron incoscientes, rompió el conjuro que lo sujetaba y frunció el ceño clavandole sus oscuros ojos.
El Humano bramó con intención de cargar hacia ella, pero no tuvo tiempo
Alzó las manos al cielo sin apartar la mirada de el.
- ¡¡BASH´A NO FALOR TALAH!!- Gritó con fuerza, y un fugaz espadazo invisible atravesó al humano de parte a parte.
Este calló al suelo de rodillas sin dejar de mirar a la elfa, que fue perdiendo la sombra que la envolvía hasta volver a su estado natural.
- Morirás en breves humano...que tu alma descanse-
Rodeó al humano que yacía en el suelo y se acercó a buscar al no muerto, pero no estaba..había desaparecido.
Se agachó al suelo a comprobar si el resto estaban aún vivos y entonces una mano se posó en su hombro
Se dió la vuelta en actitud atacante, pero paró al ver a Richard
- Está en Coma-

Despertó con la adrenalina por las nubes y no pudo dormir en todo el resto de la noche, y durante los días siguientes pensó constantemente en ello.

Un relincho la sacó de su ensimismamiento, su caballo había llegado.
- Aquí tiene Lady Nyrsa. Le llevará hasta Entrañas. Como ordenó he avisado de su llegada a Richard Kerwin. La estará esperando- dijo el sirviente ayudandola a montar.
- Muchas gracias- contestó ella
Puso el caballo al galope y salió de allí. Ahora sólo debía hablar con Richard y explicarle la situación. El entregaría la carta a Coma en el próximo entrenamiento de este, y esperaba que Coma aceptara. Realmente esperaba que aceptara.


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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 12:27

Esperaba que hubiera funcionado.
Casi no habia tenido tiempo de pensar en como contactar con el orco. De hecho había sido una casualidad que lo encontrara justo antes de tener que emprender su viaje...claro que, cuando no eran casualidades los encuentros con su gente.
Mientras viajaba de camino a molino tarren confiaba en que el anuncio de reclutamiento que había enviado a Trankote hubiera llamado lo suficiente su atención como para ponerse en contacto con Vacío.
Sonrió para si misma imaginandose la cara del no muerto al recibir una carta interesandose por "su reclutamiento".
Sinembargo, sin desvelar más de la cuenta, ya había puesto en preaviso al pícaro. No es que lo necesitara, pero si por lo que fuera decidía no aceptar al orco como uno más del grupo...habría perdido a uno de ellos, y los necesitaba a todos.

Cuando por fin llegó a Molino Tarren lo primero que hizo fue visitar a su contacto
- Hoy si has tenido visita elfa. Aquí tienes-
Recogió la carta con cuidado y se marchó a la habitación que había alquilado de la posada.
Cerró la puerta firmemente y se sentó en la cama a leer.
" Sabbah,
Todo ha salido según me pediste. El orco se puso en contacto conmigo ( comentó algo un poco extraño de un reclutamiento...pero bueno)
Espero poder entender algún día todo esto. Hasta entonces cuenta con que viajará con nostros, ya se lo he presentado a los demás.
Esperamos tus noticias
Vacío"

Sacó la lista de su bolsillo, y con cuidado tachó el nombre de Trankote. Ya iban quedando menos.
Se dió cuenta de que era de noche al abrir la ventana. Mas la valía descansar, tenia mucho que organizar al dia siguiente


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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 12:30

Hacia meses que no paseaba por las afuras de Lunargenta, casi ni recordaba lo verde que lucían los prados en esa época del año.
Se sentó a orillas del rio y jugueteó con el agua durante un rato.
Suspiró.
Era la primera vez en mucho tiempo que tenía un momento para estar tranquila...había tenido que buscar ese momento de relajación, sus sueños estaban pasandola factura.
Nunca habían sido tan seguidos...temía que acabaran afectandola.
Alzo la vista con los ojos abiertos, intentando no quedarse dormida, empezaba a darle miedo dormir, no por lo que viera, si no por las consecuencias.
Sin embargo...el destino pudo más.
Volvió a abrir los ojos y se cubrió la cara con resignación...estaba soñando.
Estaba en los salones nobles de Lunargenta, donde solía cenar una vez cada 5 lunas con sus congeneres. Era una zona de reunión púiblica donde se fraguaban relaciones mercantiles, sociales y políticas. Eso si, siempre llenas de un paripé tremendo que le daban ganas de cortarles a todos la cabeza.
La mesa estaba vacía. Dió la vuelta sobre sí misma y al volver a quedar de frente a la mesa central, estaba llena.
Numerosas caras conocidas. Estaban las niñas de los Serlerae, pijas engreidas que la hacían de menos por ser huerfana. Distinguió también a los Darkearth...una familia que siempre le dió mala espina..además el niño era un pequeño elfo gordo metomentodo y maleducado que se había ganado el odio escondido de la mitad de la clase alta.
Tyera Obaenar, y su madre, anciana ya. Los U´daele, una gran pareja que se había dedicado toda su vida a engendrar vastagos...iban por 8.
Y entonces se percató de una figura en la esquina...estaba clonada. A la derecha se erguía una elfa, que daba la apariencia de alguien totalmente decidido, con fuerza y coraje, hablaba y discutía sobre temas de paladines con avidez y no dejaba que nadie la callara sus teorias..a su lado estaba ella misma, pero mantenía la cabeza baja, mirando con una mezlca de deseo y triste envidia a todos los que la rodeaban.
Se acercó a ella caminando y la puso una mano en el hombro.
- ¿ estas bien?- le preguntó
La joven puso cara de susto, y entonces su clon se levantó de la silla y la echó hacia atrás haciendo que se separara de la pobre elfa.
- Dejala en paz, o te las verás conmigo-
Nyrsa entornó los ojos " No sabes con quien juegas" dijo alzando las manos
De repente todos los presentes en la mesa comanzaron a gritar transformandose en monstruos indescriptibles.
La joven avidosa saltó encima de la mesa, intentando desembarazarse de ellos y Nyrsa agarrando a su clon de la mano, la siguió.
- Dejame a mi, puedo con ellos-
La paladina abrió los brazos en forma de cruz entonando un cantico y una potente luz dorada sacudió uno por uno a todos los presentes que se retorcieron mientras dicha luz les recorria por dentro.
Uno de ellos sin embargo, consiguió llegar hasta la elfa, y alzo su enorme zarpa atravesando la espalda de la muchacha con fuerza.
Ella perdió la concentración y calló al suelo.
Nyrsa iba a agarrarla y a intentar convocar un escudo para protegerla cuando la otra joven que se había quedado en el suelo se levantó.
De su garganta surgió un grito, potente, duro y largo...tanto que Nyrsa tuvo que taparse los oidos ante el estruendo, no sin antes contemplar como los espectros y monstruos que las rodeaban iban callendo al suelo aterrorizados.
El cantico de sirena cesó y Nyrsa la clavó la mirada
- Es mi Deber. Lo que debe ser-


Despertó cuando aún era de día en el bosque, y se quedó pensativa....juraría que esa cara la había visto antes.
Al segundo reaccionó y sacó de un bolsillo la lista golpeandola con la mano y levantandose, no la habia reconocido porque en la lista figuraba con su verdadero nombre...pero ella sabía como encontrarla
" Vitcha!"
Y también sabía como convencerla....Su deber era entrar a formar parte de la Espada de Alamut.
Echó a correr tan rápido que no la dió tiempo de notar como una pequeña gota de sangre escapaba de su oido derecho para impactar en el suelo

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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 12:31

El viento soplaba con muchisima fuerza. Nyrsa casi no podía tenerse en pie.
Llevaba tanto rato esperando en el frio a que su barco llegara que casi no podía sentir los dedos.
Se apoyó contra un poste del puerto intentando recordar y volver, por enesima vez, a repasar sus pasos. Iba a estar fuera durante un tiempo indeterminado, y no podía dejar nada al azar.
La carta a Klork la había enviado esa mañana.
La verdad es que cuando supo de la ayuda que el orco iba a prestarla en su empresa...tuvo dudas de que realmente los mandamases supieran lo que estaban haciendo.
Un Orco!!...¿en que cabeza cabía pensar que un orco fuera a tener la inteligencia y el aplomo suficiente para ser su aliado en esto? Sin embargo pronto descubrió que el chaman habia sido enviado precisamente para poder cubrirla mientras la tenian fuera..y que el poder que tenía era superior al de cualquier chaman que ella hubiera conocido antes.

Sabía que todos los reclutas de la espada estarían bien al cuidado de Klork.
En la carta le explicaba que era una misión extremadamente secreta, y que precisamente por eso no debía revelar su ausencia a ninguno...con lo que debería ser el quien siguiera representando el papel de Sabbah. De cara a la galeria, Sabbah seguía donde siempre había estado.
Todo había sido tan rapido que esperaba que el orco no tuviera dudas, aunque si las tenía sabía que podría encontrarla, como siempre, en sueños.

Había escondido mediante la magia todos sus pergaminos y documentos relacionados con la espada. Esperaba que se mantuvieran a salvo hasta que ella volviera, dada su importancia no podian caer en malas manos.
Miro al horizonte y vió su barco aparecer. Suspiró adelantandose un poco hasta la rampa de entrada.
El barco atracó y un elfo de melena rojiza se acercó tendiendola la mano
- Disculpe la tardanza mi señora, como podra comprobar de donde venimos es complicado salir-
Nyrsa tomó su mano y entro en el barco
- La verdad es que nadie me ha dado excesivos detalles de donde nos dirigimos ni porque- contestó mientras volteaba la cabeza
El elfo asintió con la cabeza mientras cogia de las manos de la sacerdotisa la bolsa que contenía sus pertenencias.Comenzó a hablar mientras andaban hacia la habitación que alojaría a Nyrsa.
- Nos dirigimos al mismísimo centro del Mare Magnum-
Nyrsa frenó en seco mientras el elfo abria la puerta de una enorme estancia.
- Algo a despertado en el centro del mare magnum...decidme mi señora ¿ Cuanto sabeis acerca de la antigua reina de los elfos Azshara?-
Nyrsa frunció el ceño mientras entraba a la habitación.
El elfo cerró la puerta detrás de ellos y el barco volvió a zarpar..desapareciendo tan rápidamente como había llegado.

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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 12:32

La madrugada cae sobre los Baldíos. El olor de la sabana embriaga al viejo chamán, que sentado sobre una colina espera, en armonía con la tierra, con las estrellas que iluminan el viejo continente de Kalimdor.

Saca un pequeño puñado de hiebas de su faltriquera y las olisquea antes de ponerlas en su pipa.

Los leones y los raptores duermen, mientras que las vivoris y el resto de animales nocturnos buscan sus presas entre la maleza.

Desde el norte aparece una figura majestuosa, de más de dos metros de altura, montando un sable invernal prístino, que refleja en sus rayas la poca luz que una luna casi invisible proyecta sobre la sabana.

El coloso azulado desmonta y escala léntamente hasta la colina y cojiendo de la mano al viejo orco, le ayuda a levantarse y dice:

-Lok Tar Ogar, viejo amigo.-

-Lok Tar, extranjero.- Contesta el orco.

Entonces se funden en un abrazo que desvela la profunda amistad y respeto que se profesan los dos rivales.

-Recibí tu correo Kalei, como has podido comprobar. ¿Qué necesitas esta vez de este viejo piel verde?

El Draenei posa su mano en el hombro del Orco y le dice:

-Viejo amigo, una vez más necesito de tus servicios. Tu dominio de los elementos, tu poder y tu sabiduría te hacen el candidato perfecto para la misión que traigo entre manos.

El Orco aspira profundamente de su pipa y se la ofrece al Draenei mientras constesta:

-Después de todo lo que has hecho por mí, no podría negarme, tú dirás.

-Verás Klork, poco te puedo contar ahora mismo sobre la misión en la que me encuentro actualmente. Sólo puedo decirte que hay un pequeño grupo de "aventureros" de la horda de reciente creación, y necesito que te ocupes de ellos.

El Chamán sin dejar de salir de su asombro gruñe y dice:

-Sabes viejo amigo que mi lealtad hacia tu persona, y a tu noble causa de hermanar horda y alianza es incuestionable, ¿pero me estás pidiendo que elimine a un grupo de la propia horda?

Entonces el Draenei sonríe y mirando directamente a los ojos del orco le dice:

-Lo que quiero es que veles por ellos, que les protejas, que les instruyas. Que seas parte de ellos.

Un atisbo de alivio resopla por la boca del orco en forma de suspiro, y añade:

-Así será. Ahora lárgate de aquí, esperaré noticias tuyas con algo más de información al respecto. Ah, y antes de que se me olvide, llévale esto de mi parte a tu hermano Klorei, él sabrá de qué se trata.

El draenei le devuelve la pipa al Orco, olfatea el ambiente y comienza a bajar por la colina hacia su temible sable invernal.

Antes de llegar al pie de la colina, se vuelve hacia el orco y le dice:

-Adiós viejo amigo, nos volveremos a ver pronto, muy pronto.

(By klorzo)

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Re: El origen de la espada

NotaAutor: Jyseg » Martes, 19 Enero 2010, 12:34

//Esta última parte enlaza con el post "Vientos de Cambio"

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