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Tengo algo de curro bajando hacia mi PC y tardará un buen rato, así que aprovecharé el tiempo para escribir un poco. A poco de salir el Sacred2, ya iniciamos un hilo acerca de nuestras primeras impresiones; después de unos meses conociendo bien el juego y lo que se puede esperar de él, es ya buen momento para emitir juicios con algo de coherencia.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero ayudan que no veas, especialmente a la hora de poner a parir algo o a alguien. Además esto es España: poner verde al vecino es algo así como un deporte nacional; si fuera olímpico, los españoles volverían a casa cubiertos de oros. En este caso, la comparación más objetiva para Sacred2 sería versus Sacred1 o Diablo, pero yo prefiero hacer el contraste con Neverwinter Nights 1 y 2, precisamente porque Sacred2 tiene lo que les falta a ésos dos y viceversa. En otras cosas, coinciden.
Ni qué decir tiene, que cuando Ascaron andaba maquinando esta creación la mayoría no esperábamos que fuera un juego con algún contenido, sencillamente un mata-mata al estilo de su predecesor y de Diablo 2, cuya embrutecedora fórmula arrasó y sigue arrasando, en forma de cuantos clones tiene. Pero tampoco pienso que las espectativas hacia Sacred2 fueran tan escasas como sus resultados finales.
A favor de Sacred2 y una vez más, señalo su brillante motor gráfico, capaz de recrear un mundo gigantesco y detallado, no sólo en contenido sino en luces dinámicas, variedad y entorno climático. Comparándolo con NWN2, sólo dos años anterior a Sacred2, cuyo motor nefasto requería la carga de dos pantallas y nueve áreas para que un personaje se tirase un pedo y dijera "hola" al mundo, creo que no hay color. Sacred2 es una sensación de libertad inmensa, algo atenuada cuando ya conoces bien el mapa, ya que se mitiga la impresión del primer descubrimiento. Con todo, siempre encuentras cosas nuevas. Hasta los frikis ésos que a los dos días son nivel 200 y han hecho el mapa completo y todas sus misiones, encuentran alguna novedad a pesar de que siempre sea el mismo mapa. Aparte, los caballos y sus monturas, la sensación de velocidad, son fruto de un trabajo encomiable; porque, además, descontando los bugs gráficos, que son los más escasos en Sacred2, todo el trabajo es estable y rinde de maravilla en un equipo modesto; al contrario que NWN2, que a fecha de su salida en 2006 no podía ejecutarse a pleno detalle en casi ningún ordenador, de tan mal gestionados que estaban sus recursos. Le daría un premio al equipo gráfico de Sacred2, después de un sartenazo en la cabeza a los que tuvieron la cutre idea de incluir la música heavy de un grupo de segunda alemán enquistado en el puro subgénero. Para eso, haber llamado a Rosendo, que al menos mola si no le pillan drogao.
Pero en contra tiene muchas cosas. La campaña es un asco. Iba a pensar en otra palabra menos dura, pero es que es un asco. Venga, vamos a decir que es... no, es un asco. Una de las frases más memorables del mundo del juego, la podemos oír al principio de la campaña del Guardián del Templo. Se ve un holograma plagiando brutalmente la imagen entrecortada de Leia en StarWars, que le dice al personaje: "Fuiste desactivado para ser reactivado en el futuro e influir en el destino del mundo". O algo por el estilo, le suelta. Coño, ¿se puede ser más simple que eso?
Haber puesto: "Tú, bueno, ellos malos, luchar contra mal. Arreando". Y nos ahorramos diálogos. El juego prometía diversidad a la hora de seguir caminos, pero de seis personajes, dos están condenados a ser requetebuenos o requetemalos. ¿Es que no habría sido monumental una serafín mala? ¡Pues claro que sí! Igual que un Inquisidor arrepentido y convertido en el Hermano Tobías, valedor del Bien. Pues no. Estereotipo al 100% Como si no tuviéramos visto eso ya. El recorrido por la campaña es absolutamente lineal, carente de salidas paralelas y entretenimiento; la campaña no es sino una burda excusa para poner a seis personajes en un mapa y que se líen a guantazos. Otra novedad, vaya. ¿Y las misiones secundarias? Patéticas. Nadie las hace. La mayoría ignora esos magníficos desafíos dignos de héroes como "Llevar una botella al río y llenarla de agua" o similares. Más que hacer un side-quest, parece que el personaje no llegue a fin de mes con lo que le pagan y tenga que currar en un segundo trabajo, bien haciendo esas chorradas o quizá repartiendo pizzas o propaganda en los buzones. Si te dijesen de ir desde Sloeford a Thylysium con un menú whopper para el alcalde, no verías la diferencia entre eso y una side-quest real. Si la campaña y los side-quests son patatazos intragables, ¿en qué se queda el juego? En lo de siempre: subir nivel, subir nivel, etc. Deberían llamar a estos juegos "los juegos del ascensor".
En Sacred2 el equilibrio entre inventario y niveles es pésimo. En NWN, por ejemplo un personaje consigue una espada +2 vorpalina y puede que la use hasta el final del juego, porque lo que tiene de especial es verdaderamente especial, y lo que menos importa es que sea +2. En Sacred2, uno se encuentra millones de objetos absurdos, con propiedades explicadas en ninguna parte, generados de manera aleatoria y de nombres ridículos muchas veces. Lo peor del caso es cómo se consiguen: matas a un pollo de granja y te suelta una espada de la leche. ¿Por qué? Lo lógico es que mates a un gran campeón y te dé una espada. Pues no. Aquí, al igual que en Diablo2, el drop es una ridiculez sin sentido. Además, está el tema de los sets. Sets de nivel 15, 30, 45... 200. ¿Es que tan difícil habría sido que los objetos de set no tuvieran nivel, y mejorasen con el nivel del personaje? De esa manera, uno podría usar una pieza del nivel 15 siendo ya de nivel 90, no como ocurre. Y así, el comercio e intercambio de objetos sería más popular. Pues parece que sólo tuve yo la feliz idea; 80 señores currando en Ascaron y nadie pensó que resulta virtualmente imposible conseguir un set completo de un nivel a base de drop, y que cuando consigues la pieza que te falta, tu personaje ha subido 140 niveles y no te sirve para nada. En Sacred2 lo mejor es equiparse con lo que tengas, porque como vayas de estilismo lo llevas crudo. Más allá de todo eso, está esa absurda obsesión por hacer equipamientos para cada personaje. ¿Por qué una serafín no puede usar una armadura de elfa? ¿Es que no le caben los pechos? ¿Y por qué no puede un SW ir monísimo con un gorrito de dríada? La concepción de D&D, incluyendo NWN es distinta y lógica: una armadura. Requisitos, tales. Se la puede poner hombre o mujer. Sólo en casos especiales, algo es de uso exclusivo para una clase concreta, pero básicamente, unas botas se las pone cualquier personaje. Pues aquí no. Vaya estupidez incomprensible, dado que jugamos con varios personajes, y no veo por qué las botas viejas de mi serafín nivel 50 no las puede heredar mi Inquisidor nivel 40. Otra cosa más es la cantidad. En lugar de objetos buenos o útiles simplemente, pero en cantidades escasas, de manera que encontrar una espada mágica sea realmente motivo de júbilo y envidia, aquí nos llueven toda clase de porquerías que ni queremos para vender. Cómo odio esa típica frase del online: "voy a vender", cuando entre millón y millón de enemigos muertos para subir medio nivel, el inventario está abarrotado de cochinadas inservibles. ¿Es que no es más bonito decir: "¡Diosssss, al fin he conseguido la espada Churrunfur", y todo el mundo "Halaaa, qué suerte, una Churrunfur"? Pues parece que no.
Vosotros diréis: Serafone, es que estos juegos son así. Y yo responderé: ¿por qué gusta tanto esta mierda? Es que siempre están vendiendo lo mismo. Para hacer de Sacred2 un juego grande de veras, bastaría con hacer las side-quest realmente atractivas y difíciles, dando más experiencia y beneficios cuanta más gente participase en ellas. En el canal del chat, veríais a la gente hablando de juntarse muchos para hacer tal o cual misión, en equipo, en compañía, juntos. En lugar de eso, lo que podéis ver a menudo es a un patético gilipollas solitario, encerrado en un server con contraseña, subiendo niveles e ignorando al resto porque "no quiere que le molesten". ¿Para qué juega online? Si el online es para lo contrario: hacer amigos, jugar en equipo... ¿Y qué me decís de esos servers Libres, donde entras y nadie habla con nadie, ni comercia, ni ná de ná? Todos ahí, matando y matando que ya no saben ni qué era el bicho que acaban de matar, sólo miran la barra de vida y la barra verde del nivel, con un ansia enfermiza. Sacred2 es un juego que quiere y no puede. Se queda entre medias de la diversidad del D&D y la simplicidad asesina del Diablo. ¿A qué tanta side-quest y tanta chorrada, si la cosa acabará en una matanza desordenada e insensible a fin de cuentas? Para eso, haber simplificado y puesto al personaje en la Isla de las Cuchillas, con un mensaje flotante sobre la cabeza que dijera: "sube nivel". Y punto. Tanta tontería de que si la Energía T, los Serafines, la madre del cuñado del Inquisidor de no sé dónde. Ganas de perder el tiempo. Sacred2 fracasa porque tiene la nociva cualidad de aburrir en single player y en multiplayer. De verdad, yo respeto los gustos ajenos, pero cuando alguien me dice que se ha pasado cuatro horas en Sacred Online, y no sabe ni con quién ha jugado, me parece algo absurdo y triste.
Sin historia, sin argumento, sin competitividad, el PVP donde sólo se oye "cri-cri-cri", con un sistema de objetos ridículo y descompensado, Sacred2 sólo se puede defender con la preciosidad de su ambientación; mas, no lo salva. Diablo 3 lo matará, porque aunque es el mismo mata-mata de costumbre, suele estar más cuidado en cuestión de bugs, servidores y control de tramposos.
Y luego está la diversidad de los personajes. Está claro que cada uno mata de manera algo distinta, por las Artes de Combate. Pero, entre ellos, ¿cómo interactúan? ¿Hay acaso personajes especializados en curar compañeros? ¿O en potenciar las habilidades del equipo, en lugar de las propias? ¿Hay personajes especializados en algo de verdad? Qué va. Sueltas a una serafín, una dríada y un sw en medio de la nada y se lían a piñas; cada uno se cura a sí mismo, se coge sus propios chismes de los que ha matado y se lo hace con la mano, porque lo que no vas a encontrar en este festival de sangre es un romance o una historia de traición, ya que historia no hay ninguna, eso está claro. No se aprecia la menor diferencia entre tres serafines de bloodyrun y tres butaneros de bloodyrun; sólo tres cosas que se mueven por el campo largando panes y diciendo por el chat: "lol", "lvl", "set", "gratz", "yep", "nop", "afk", "a vender", "next", "party", "argñs", "gronfs" y "buerg", ya que las tres últimas son tan guturales e impersonales como las anteriores. ¿Acaso hay un puzzle para tipos listos, donde un miembro del equipo diga: "probemos a hacer ésto" y todos se regocijen con el buen equipo que hacen? Qué va. Te daría igual estar jugando con tus mejores amigos o con Osama Bin Laden, vas, matas y te piras.
Pero, todo esto tendría un pase para muchos, que gustan de este tipo de entretenimientos y lo comprendo. Más que por el hecho de jugar a algo, pienso que les sirve para deshacerse de adrenalina; me parece bien. Ocurre que para ello, Sacred2 debería ser mucho más estable de lo que es. Lo que están haciendo con los parches es una sinvergonzonería digna de sus primos de Obsidian, con NWN2. Movidos por la prisa, el afán de acaparar el mercado ante un Diablo2 agonizante, un Diablo3 lejano y un WoW que simplemente es demasiado distinto, sacaron un producto a medio hacer, con una falta de calidad impresionante. Un parche de media giga larga más tarde, reincidieron en los mismos fallos a cambio de cuatro bichos más y algunos sets nuevos para los personajes. ¿Esto qué es? ¿Una compensación? ¿O un soborno? ¿Es de recibo que una criatura se pase horas y horas tratando de conseguir un buen equipo, y al parche siguiente desaparezca porque sí? Bueno, dirían que eso a veces, es inevitable. Los fans pueden entenderlo, pero, ¿es de recibo que al siguiente parche vuelvan a hacer lo mismo? ¿Y es de recibo que con cada nuevo parche, añadan nuevos bugs afectando a cosas que antes funcionaban? Esto, lo he visto antes. Con NWN2, sí. Les pasó que lanzaron al mercado una beta inconsistente, como si fuera un producto final, debidamente testado. Intentaron arreglar semejante porquería parche tras parche, pero una cosa es ponerle el parche a una buena manta, y otra tener media manta a la que vamos cosiendo retales de otros colores: al final, es un trapo multicolor y antiestético. Lo mismo con ésto. Sacred nació prematuramente y lo sacaron a tirones del vientre de Ascaron; en consecuencia, me temo que será medio gili el resto de su vida. Cuando haya pasado el tiempo y la verdad sea evidente, aguantarán a base de parches pero teniendo en mente el Sacred3. Y vuelta a empezar.
De verdad, algunas cosas en Sacred2 me encantan, pero no estoy dispuesto de entrada a regalar mi tiempo a unos chapucillas, deseando instalar el nuevo parche para que se arreglen cosas, y temiendo a la vez por lo que vayan a estropear, o peor aún, a robarme del inventario. Sacred2 es un producto de mala calidad en general, según lo veo yo. Y con pocas espectativas de enmienda. Ahora, andan con la tontuna de la serafín-noel y la isla de Navidad y no sé qué bobadas. Nuevamente, otro soborno para que sus sufridos seguidores no les manden al cuerno, tras tres parches enormes que no han hecho sino liar más las cosas. Los bugs que ya se ven en el nuevo parche generarán otro parche, donde a cambio de la paciencia monacal de la concurrencia, ofrecerán una cinta de colores única para colgarla de los huevos del varano que puedes desbloquear con un código, o cualquier otra chuchería acompañada de una nota que diga: "¿Aún cuela?". Para mí, no cuela. No me gustó mucho desde el principio, como para aguantar este cachondeo made in germany.
Lo último que puedo añadir acerca de este juego es lo de siempre: quiero que despidan a todos los guionistas, testers y creativos de Ascaron; quiero que despidan a esos chapuceros de Obsidian que se hacen llamar grafistas, modeladores y expertos en código. Quiero que junten lo que ha quedado y con tiempo, sin prisas, me hagan un juego amplio y visualmente maravilloso como Sacred2, con la mecánica de juego y argumentos de Baldur, Planescape y NWN. Lo compraré, lo juro, aunque cueste 300 euros. Seguro que lo amortizo. Pero estoy harto de que a cada juego que compro, me encuentre que es la misma mierda alienante y aburrida de siempre, o bien no lo es pero su mal hacer profesional lo convierte en un programa inconsistente y desesperante.
Este último parche era la oportunidad final que les daba, y no han estado a la altura. Dicho esto, procedo a desinstalar el Sacred2. Ni siquiera voy a revocarlo, que se queden la licencia. Menuda porquería. Ya no me quedan juegos, porque Fallout3 es otro ejemplo de cómo una franquicia en manos de unos besugos avariciosos se carga una gran saga. Estoy a la espera del Dragon Age de Bioware, que aún no sé muy bien de qué va, pero al fin y al cabo Bioware siempre me dio buenos momentos. Quién sabe. En cuanto a Diablo3, no creo que lo pruebe, porque me temo que será más de lo mismo: mata bichos, más bichos, sube nivel, inventario lleno, vender, mucho oro y nada que comprar, matar, vender, matar... ¡mataaaaar! Los juegos no consisten sólo en matar, los mejores juegos son los que combinan el combate, la inteligencia del jugador (causa del fracaso de muchos juegos de éstos) y la exploración. Pero ya veremos qué se saca Blizzard de la manga, esta vez.
Saludos a todos
Que disfrutéis vuestros bugs