Autor: Emerald-Parallax » Domingo, 29 Mayo 2011, 09:26
Hace unas semanas he pasado unos días en el hospital, con sus noches. Hay varias razones que pueden explicar este hecho: Mi trabajo esta relacionado con la sanidad, he estado visitando a algun familiar, he estado ingresado o soy un perturbado que se ha colado por el hueco que deja el tubo de la calefacción entre la sala de calefacción y el primer piso, para satisfacer una aberración sexual que incluye enfermeras en minifalda, la maquina de rayos X y cierta cantidad indeterminada de guantes de latex.
A pesar de mi grado de perturbación, y que no niego que ver un aparato de rayos X despierta mi libido, ya de por si poco adormecido y que sufre de un insomnio aun mas cronico que el mio, los dias en cuestino los pase ingresado, por motivos que no vienen al caso, y que por desgracia, tampoco tenian relacion con una cantidad indeterminada de guantes de latex.
Es curioso lo que dan de si las noches de insomnio. Por ejemplo, las relaciones que hay entre prision y prisionero, carcel y carcelero, hotel y hotelero y hospital y hospitalero. Mientras que el prisionero es el que esta preso, el carcelero es su vigilante; el hotelero es el dueño del hotel, y el hospitalero no existe.
En el hospital, aparte de sus trabajadores, hay pacientes y enfermos. Utilizo la conjuncion copulativa “y” por una parte porque soy favorable a la copula y por otra, porque no todos los enfermos son pacientes. Hay algunos enfermos que son impacientes. Del mismo modo, no todos los pacientes estan enfermos, aunque si la mayoria, y todos los impacientes estan enfermos, aunque solo sea por un traumatismo con objeto contundente ( casi siempre el mando a distancia, pero sirve cualquier otra cosa que se tenga a mano) propinado por su compañero de habitación. Si es la enfermera la impaciente con los impacientes enfermos, usan medicinas por via intravenosa, o para los casos graves, via rectal. En estos casos el tamaño de la medicina es directamente proporcional al nivel de paciencia perdido por la enfermera.
Curiosamente, las enfermeras cuidan de los pacientes y de los enfermos, y el termino “pacienteras” no existe. Estaremos todos de acuerdo en que alguien que tenga, pongamos por caso, un hueso roto, no esta enfermo, y que por lo tanto, podriamos calificar de “paciente”. Luego sus cuidadoras no deberian ser enfermeras, si no pacienteras. Hace unos años en las escuelas de enfermeria ya previeron esta problemática lingüística e inventaros el acronimo ATS, que englobaria a las enfermeras y a las pacienteras. Asi todos contentos, excepto los que estan obligados a estar en el hospital siendo atendidos por los y las ATS-s.
Retomando el ejemplo de antes, otra cosa que tienen en comun las prisiones, los hospitales y los hoteles es que en la mayoria de los casos, las habitaciones son dobles. Esto no quiere decir que para rodar una escena de riesgo la habitación protagonista tenga un doble.
Hasta hace unos años en las prisiones se llevaba el estilo litera, en los hospitales hay dos camas y en los hoteles, o una cama grande o dos pequeñas, dependiendo de si son para una pareja apasionada o para un matrimonio, respectivamente. Curiosamente las camas de matrimonio suelen ser para las parejas que no estan casadas.
En la celda que estuve habia una unica cama y un unico recluso. En cierta ocasión en un refugio de montaña dormimos ocho personas juntando dos literas, pero eso es otra historia. Para aquellos que no hayan estado nunca en chirona, una celda es recibidor, pasillo, salon de estar, dormitorio y baño todo en uno. ¡Y luego los jóvenes de quejan de los pisos de 30 metros cuadrados!
Estar encerrado en una celda tiene el inconveniente de que no te dejan salir cuando quieras, y que cuando tienes que salir, tal vez no te apetezca. En las noches de reclusion en las que padeci de insomnio y me levantaba del catre, la unica opcion que tenia para entretenerme era la de excavar un tunel, usando para ello el rollo de carton del papel higienico. Fueron unas semanas muy largas, pero que en unas memorias autobiograficas no autorizadas quedaran bien. O al menos eso espero.
En el hospital, sin embargo, si que estuve en una habitación con dos camas. Y la comparti con otro ingresado. La habitación, no la cama. Hay grandes diferencias entre una cama de prision y otra de hospital. La mas importante tal vez sea que la segunda tiene ruedas. Eso si, ambas son igual de incomodas. Y en el hospital tampoco te dejan salir cuando quieras.
Mi compañero de habitación era como yo, pero en mas: Tenia mas canas, tenia mas hijos, tenia mas nietos, estaba mas sano que yo y era infinitamente mas insufrible. Tener que estar en un hospital tiene muchas cosas malas ya de por si. Tener de compañero a una persona a la que ni siquiera le pedirias la hora es una de ellas. De modo que puse el modo “habilidades sociales” activado mientras el modo “puedo simular un accidente y si me pillan alegar enajenación mental” lo desactivaba.
Una de las cosas que mas importancia tienen en un hospital son las horas. En cuanto las enfermeras y pacienteras cambian el turno, hacen una ultima ronda para ir cerrando el garito. Y ahí se puso una vez mas mi paciencia a prueba, ya que el otro no apoyo la cabeza en la almohada y ya estaba durmiendo. Estuve a un tris de pulsar el timbre de alarma y solicitar la prueba antidoping en cuanto llegara el comisario de carrera. Tal vez por el flan que habia conseguido birlar del carro de las comidas no lo hice.
De modo que ahí comenzo mi ataque indiscriminado contra el camisón, la almohada, el colchon y todos los mecanismos sobre los que estaba acostado. Y nada. Todo insomne sabe que hay un momento en el que tienes que reconocer que esa noche, por mas que lo intentes, no vas a dormir. En mi caso ese momento fue mas o menos a la media hora de que mi compañero de habitación comenzara a roncar. Casi me vi obligado a imaginar distintas maneras de eliminarle de su dolencia y de su molesta presencia… haciendolo parecer un accidente. Lanzar la cama por la ventana quedaba descartado, aunque desde un 7º piso habria mas posibilidades de que la cama no cayera sobre las patas y de que él no cayera sobre la cama. No pocas veces me he planteado si tirarte por la ventana de la habitación agarrado a un buen colchon para caer encima al llegar al suelo seria un suicidio amortiguado o un deporte de altisimo riesgo. Cuando algun otro lo pruebe ya os dire el resultado.
Podria aumentarle o reducirle la dosis del goteo. O cerrar la habitación herméticamente, ponerme la mascara de oxigeno y manipular la suya para que extrajera el aire de la habitación. Al mirar la válvula de oxigeno comprobe que no sabia manipularla. Podia esperar a que se acabara todo el aire, pero si estaba urdiendo aquello, era para no tener que esperar. Entonces cogi la almohada, que es de un uso mas primitivo pero con identicos resultados. Luego tendria que comprobar que no hubieran quedado fibras en su aparato respiratorio ni signos de ADN en la almohada. Cuando me puse el oxigeno me espabile todavía mas, con lo que empece a buscar un palo de escoba o similar para jugar a las góndolas con la cama por los pasillos. Al no encontrar nada util, me volvi a acostar y jugue con los mandos de la cama: Ahora bajandola y subiendola de altura, ahora alzando la parte inferior o superior… El motor silencioso no hacia casi ni ruido, por eso se trataba de un motor silencioso. Termine la noche en el baño, leyendo una novela historica en la que no aparecian enfermeras.
Ese mediodia le dieron el alta a mi ya excompañero de habitación mientras yo estaba de tournee por las diferentes maquinas haciendo pruebas. El celador debia de haber dormido bien porque estaba de buen humor, lo que a mi me cabreaba y me agriaba aun mas el mio, ya de por si excitable por tanto proceso medico pasando por un sinfín de maquinas para las que los manipuladores llevaban cierta proteccion que yo no tenia. Yo iba con el camisón hospitalario standard, que es el que esta abierto por detrás para que vayas enseñando la espalda y lo que no es la espalda. Oh, si, puedes llevar calzoncillos, pero no mejora mucho el asunto, al menos en mi caso. De modo que tienes que echar mano de una bata o de un albornoz, que dependiendo de cómo sean, llamas mas la atención que si simplemente vas enseñando el culo por todo el hospital.
No ingresaron a nadie en la cama de al lado, con lo que tras cenar y despedir a las visitas y gastar unos centimos de la tarjeta de la televisión en un rapido zappeo antes de apagarla, retome la lectura de la novela. A la segunda visita de la enfermera de guardia instandome en la primera y obligandome en la segunda a apagar la luz, le hice caso. Sobre todo porque me requiso el libro. No me hubiera importado demasiado si hubiera hecho algo en mi válvula de oxigeno, con lo que inmediatamente opte por dejar de hacer tonterias.
A los 20 minutos me decidi a arriesgarme, y sali al pasillo. No habia tanta luz encendida. Faltaba un fluorescente que parpadeara para que aquello pareciera una película de terror donde en cualquier instante saldria un psicopata o monstruo creado por un doctor chiflado usando varias partes de enfermos extirpados en el quirófano y asesinando para robar las partes que a él le faltaran. En un gesto instintivo, me cerre el camisón por detrás, para si encontraban mi cadáver en un charco de sangre no fuera enseñando el calzoncillo.
Llegue hasta la sala de espera, que a aquellas horas estaba vacia hasta que llegue, y me puse a esperar. Tenia una vista extraordinaria de la calle si me hubiera acordado de llevar las gafas. Claro que la calle tampoco es que fuera un hervidero, y tan solo pasaba algun coche de vez en cuando. Intente cronometrar cuanto tiempo pasaba entre un coche y el siguiente, pero me habia dejado el movil en la habitación; hace años que no uso reloj. Cuando me canse de acordarme de cosas que necesitaba y que me habia olvidado, volvi a la habitación. Y tuve un problema: No me acordaba del numero. Cuando te ingresan no te fijas, las visitas no tienen mas que preguntar en recepcion, y cuando salia para hacer pruebas y volvia no me preocupaba, ya que el celador me empujaba en la silla de ruedas. De modo que pase un rato simulando salir de distintas habitaciones e intentando imaginarme a un monstruo multiforme asesino saliendo de cualquier parte para intentar determinar si esa era la posición correcta o no. Debo decir que sin gafas acertar a la cuarta fue todo un éxito.
Tras pasar una o dos horas sin hacer nada, fui a la sala de enfermeras a que me dieran el libro, o en caso de negarse, a que me dieran un somnifero. Todo lo hice con muchisima educación, porque ir con un camisón hospitalario rebaja bastante el carácter. Las muchachas que alli habia accedieron a mi humilde petición a cambio de que no molestara. Camino de mi cama motorizada tome la determinación de buscarme otra fantasia sexual que no incluyera enfermeras, o por lo menos, no como aquellas.
Mas pruebas por la mañana, un par de visitas del doctor, y que si las pruebas que quedaban el resultado era positivo, podria irme en 24 horas a casa. Genial, solo una noche mas.
Me desperte a las 9 de la siguiente mañana, con la cabeza algo aturdida y no sabiendo demasiado de lo ocurrido la noche anterior. Creo recordar que acudi a la sala de enfermeras y comente algo de la maquina de rayos X y de guantes de latex. Tras beberme de un trago el vaso de leche que me dieron para entrar en calor todo queda envuelto en una niebla gris.
Tras pasar por muchas pruebas en 3 dias, me dieron el alta sin hacerme ninguna radiografia.