¡Por la horda!
Publicado: Sábado, 27 Marzo 2010, 08:57
La tarde arreciaba. Una fina lluvia caía por los alrededores de Dalaran.
Esa tarde, algo se mascaba en el ambiente. Lanzabolas, rascándose el mentón (o lo que queda de mentón en un nomuerto), sospechó que algo pasaba cuando vió a varios componentes de Legión del Abismo caminando por la ciudad, lentamente, mirando a todo ali que se cruzaba en su camino, estudiándolos...
Tras unos débiles murmullos, lanzabolas terminó de comprender el plan. Y él mismo se unió al "desfile". Casi toda la Espada de Alamut lo hizo. Si había que luchar por la horda, la espada sería la primera en acudir a la batalla.
La idea era clara, confundir, hacer creer a los defensores alis que la intención era diferente.
Y en el mejor momento, ¡¡ATACAR!!
Fue rápido, casi sin dolor. Pocos contratiempos surgieron, y menos defensores alis. El desfile había funcionado, la alianza en masa había abandonado sus capitales.
La ejecución fue rápida y mortal. Uno tras otro, los diferentes cabecillas de la alianza fueron siendo ejecutados. Primero, el rey enano, que al cortarle la cabeza quedó más pequeño aún. Varian le siguió, junto con sus secuaces, rey puslánime donde los haya. La cabecilla elfa pronto acabó regando con su sangre las plantas que tanto atesora. Y por último ese engendro de la naturaleza, el esteta pulpo.
Casi sin bajas por nuestro bando, dejábamos cada capital surcada por un reguero de cadáveres....
Tras la última ejecución, pronto regresamos a dalaran, donde los alis, confundidos, veían con temor nuestro victorioso regreso.
Como premio a tal hazaña, los líderes de la horda nos obsequiaron con una montura especial, a fin de que recordásemos con cariño la masacre que habíamos perpetrado en la alianza esa tarde...
Finalmente, todos nos dirigimos al banco de la horda de dalaran, donde entre gases, neones, luces y música celebramos nuestra gran holgada victoria sobre la alianza.
Pero esta victoria no será la última....
Esa tarde, algo se mascaba en el ambiente. Lanzabolas, rascándose el mentón (o lo que queda de mentón en un nomuerto), sospechó que algo pasaba cuando vió a varios componentes de Legión del Abismo caminando por la ciudad, lentamente, mirando a todo ali que se cruzaba en su camino, estudiándolos...
Tras unos débiles murmullos, lanzabolas terminó de comprender el plan. Y él mismo se unió al "desfile". Casi toda la Espada de Alamut lo hizo. Si había que luchar por la horda, la espada sería la primera en acudir a la batalla.
La idea era clara, confundir, hacer creer a los defensores alis que la intención era diferente.
Y en el mejor momento, ¡¡ATACAR!!
Fue rápido, casi sin dolor. Pocos contratiempos surgieron, y menos defensores alis. El desfile había funcionado, la alianza en masa había abandonado sus capitales.
La ejecución fue rápida y mortal. Uno tras otro, los diferentes cabecillas de la alianza fueron siendo ejecutados. Primero, el rey enano, que al cortarle la cabeza quedó más pequeño aún. Varian le siguió, junto con sus secuaces, rey puslánime donde los haya. La cabecilla elfa pronto acabó regando con su sangre las plantas que tanto atesora. Y por último ese engendro de la naturaleza, el esteta pulpo.
Casi sin bajas por nuestro bando, dejábamos cada capital surcada por un reguero de cadáveres....
Tras la última ejecución, pronto regresamos a dalaran, donde los alis, confundidos, veían con temor nuestro victorioso regreso.
Como premio a tal hazaña, los líderes de la horda nos obsequiaron con una montura especial, a fin de que recordásemos con cariño la masacre que habíamos perpetrado en la alianza esa tarde...
Finalmente, todos nos dirigimos al banco de la horda de dalaran, donde entre gases, neones, luces y música celebramos nuestra gran holgada victoria sobre la alianza.
Pero esta victoria no será la última....