Madre mía Parallax, abarcas demasiados temas para un solo post.
En conjunto, coincido contigo.
Matizaré uno de ellos por ahora.
Desde luego, todos hemos gastado mas de lo que deberíamos. Aquí se olvidó esa enseñanza básica y tan antigua que para los antiguos israelitas ya era historia antigua

Que después de las vacas gordas vienen las vacas flacas y que conviene guardar en los buenos tiempos y no gastarlo todo alegremente, porque después vienen los malos tiempos tan seguro como que mañana saldrá el sol, y si no hemos guardado lo pasaremos mal. Aquí nadie guardó y así nos va ahora.
-Compremos un piso nuevo. –Pero si vivimos bien en este. –Si, pero los vecinos lo han comprado, no vamos a ser menos, y las cosas nos van bien…
-Cambiemos la tele. –Si esta aún no tiene un año. –Si, pero ahora son de pantalla plana. –Pero esta es enorme y se ve perfecta. –Pero está anticuada, y las cosas nos van bien, pidamos una ampliación de la hipoteca, que ahora las dan siempre. Y de paso compramos otro coche…
Todos malgastamos, pero un buen ejemplo son las instituciones públicas, desde un colegio hasta un hospital, y hablo tanto de las grandes inversiones inútiles como de los infinitos pequeños gastos innecesarios. ¿Qué hacen todos esos ordenadores de última generación amontonados en un trastero de determinado hospital? Es que los ordenadores que había instalados solo tienen dos años, van bien y nadie quería cambiarlos porque es un rollo de configurar y trasladar los datos. Pero nos correspondían en el presupuesto de este año, no los íbamos a rechazar. ¿Que necesidad tienen los chavales de primaria de tener un ordenador cada uno en su pupitre? ¿O las dichosas pizarras digitales que nunca funcionan bien? Pero también ¿Cuantas fotocopias innecesarias se han hecho en estos años? Y ¿Hacen falta 6 periódicos diarios en un colegio? Si se suman todas estas pequeñas cantidades, son cuantías millonarias.
Pero claro, cada centro tiene un presupuesto asignado, y lo tiene que gastar. “Que si no nos lo quitan y el año que viene nos dan menos, y para que se lo den a otro, nos lo quedamos nosotros.”
Y tienen razón. Actúan con lógica. Lo que no gastan se lo quitan, pero el estado no lo ahorra sino que se lo da a otro mas “listo”. No hay una filosofía del estado que, desde arriba, premie al que ahorra. Al contrario, se suele premiar al malgastador, tanto instituciones como particulares.
Si tu eres una persona ahorradora, que no malgastas y vas guardando dinero o convirtiéndolo en patrimonio, quitándotelo como es lógico de caprichos y buena vida, tendrás que pagar mas impuestos y si te va mal, difícilmente conseguirás ayudas, subvenciones o subsidios. Otro que ganaba lo mismo que tu, pero vivía al día gastando mas de lo que ganaba a base de préstamos, ampliaciones de hipotecas etc. Si ahora le va mal, conseguirá toda clase de ayudas, aplazamientos, condonaciones y hasta la piedad de los que le rodean. “Pobrecito, se ha quedado sin nada y encima le quieren echar de su casa.” Pero ese tío no merece todo eso, lo que se le de a el se le está quitando al pobre que de verdad está en situación desesperada sin merecerlo y que es para quien originalmente se crean estas ayudas.
Esta ética impregna nuestra sociedad desde arriba, desde las instituciones y provoca una reacción en cadena hacia abajo hasta llegar a las bases, a los ciudadanos. La reacción es: hay que gastar, que si no nos lo quitan. Y no pensar en el futuro, que eso no está contemplado en las normas no escritas en que basamos nuestra forma de actuar.
Este es solo uno de los males profundos que nos aquejan y que tienen una muy difícil solución, porque es cambiar una forma de pensamiento básica de nuestra sociedad que nos condiciona sin que seamos muy conscientes de ello. Y lo peor es que no se arregla con orcas, hoces o rastrillos, aunque, como a ti, me gustaría que así fuera.
Me encanta este debate
