Autor: Emerald-Parallax » Sábado, 08 Septiembre 2012, 19:45
Este verano una amiga mía ha estado en Birmania y de regalo me ha traido una caja de condones. Como es posible que esta palabra ofenda, en su lugar utilizaré "zapatos", y para referirme a un encuentro íntimo de índole sexual entre una o más personas, o entre una o más personas y diversos objetos, o entre una y más personas y diversos animales, o entre una o más personas y diversos objetos y animales, o lo que comunmente llamamos esa palabra que empieza por "f", diré "pasear".
Debería empezar diciendo que mi amiga está casada y que a pesar de tener un buen par de... orejas, sumado a un cuerpo escultural que se encarga de lucir convenientemente con diversas prendas o con ausencia de estas, no hay el más mínimo interes por mi parte de pasear con ella, lo que no deja de alarmarme hasta cierto punto. Tal vez sea porque, por regla general, es inaguantable salvo en los escasos momentos del día en la que es una persona encantadora. Demasiado temperamental y no en el buen sentido.
Como empezaba diciendo, me ha traido una caja de zapatos con zapatos, lo que me lleva a preguntarme en qué momento de un maravilloso viaje por Asia, finalizando en Birmania, le llevó a acordarse de servidor para traerle un regalo y que éste sean unos zapatos. No conozco nada de Birmania. Es más, aun después de visitar la página correspondiente soy incapaz de decir cual es su capital, de modo que no estoy en posición de decir si en las ciudades de Birmania hay o no tiendas de souvenirs y en caso positivo, si aquí a esas tiendas las llamamos sex-shops, en cuyo caso me alegraría de los zapatos ya que podría haberme regalado cosas mucho peores. Podrían tener una torre inclinada, un puente famoso, una estatua enorme de una alegoría... y venderlo en las típicas tiendas de souvenirs junto con los productos típicos del pais. Lo que podríamos llamar folklore.
Lo único que conocía de Birmania es que había una película titulada Objetivo: Birmania, un grupo musical homónimo y tras bucear un poco en el mar de la información, que Birmania no es Birmania sino la República de Myanmar y que el rio Kwai pasa cerca de su frontera. Caso de haber pasado cerca de la frontera pero por el lado de dentro habría otra cosa más que conocería.
De modo que ahora mismo, los datos de que dispongo podrían llevarme a pensar en que los zapatos son un producto típico de Birmania. Podría ser que en ese pais se concentre una industria de latex en auge y que sea uno de los primeros productores a nivel mundial de productos elaborados con esta materia. En cada casa habría un sitio, preferentemente encima del televisor caso de que los tuvieran, o si no encima de la radio, sobre un encaje, un apuesto y esbelto birmano haciendo uso del zapato paseando con una escultural birmana, o ser el adorno típico de un arbol que se coloque en alguna festividad relacionado con el solsticio de invierno o verano, o incluso pueden ser más atrevidos y celebrar los equinoccios. Es más, podrían ser el regalo tradicional para aquellas parejas que ya han alcanzado los once vástagos. La frase que acompañaría a tan memorable momento sería algo similar a "toma estos zapatos y no paseen sin ellos".
Aun así, se me hace raro que me regalen zapatos. Usualmente soy yo el que va a la tienda y los paga. Me gustan los zapatos de determinada marca, de los que duran, y los que hacen que el pie se fatigue algo menos y pueda pasear un poco más sin llegar al final del camino. Y anda que no hay variedad, no ya solo de colores y sabores (esto me lo han dicho, no puedo confirmalo de primera mano), si no de texturas, con más insecticida para espermatozoides, con menos cantidad de latex para aumentar la sensación, de tamaños... Los zapatos birmanos no se de que tipo son, ya que lo que está escrito lo está en birmano y lo mismo podría ser la instrucción de uso (el lado abierto para abajo y el cerrado para arriba, el pie se mete por el lado abierto) o la receta de un plato típico birmano. Caducan en junio del 2014, de modo que cuando los use, y si me acuerdo, intentaré saber de qué tipo son. Y si encuentro el momento adecuado.
Ha habido ocasiones en que he usado los zapatos que tenían ellas. Como suele pasar, uno prefiere usar sus zapatos. Curiosamente, no recuerdo que hubiera una diferencia sustancial entre los mios y el resto a la hora de pasear, o al menos, no me fije en esas posibles diferencias.
De modo que aquí estoy, hablando de unos zapatos birmanos (estoy solo en casa y al mismo tiempo que escribo recito), planteándome si la fiabilidad birmana y sus controles de calidad son comparables a los zapatos europeos. En cualquier caso, no creo que tenga ocasión de pasear en breve. Y es que repantingarse en el sillón también tiene sus ventajas, claro que como dice el dicho, al menos paseando conoces gente.
P.D.: Paseando a Miss Daisy no es ninguna película de género X para la tercera edad.