Desconozco el día en que nací. Sólo sé que mis primeros recuerdos son matar una rata a puñetazos para comer. Tenía hambre, tanta hambre....
Desconozco quién fue mi madre, o si tuve padre. Sé que era grande, ya de pequeño, más de lo normal en un orco, así que igual mi madre murió al tenerme a mí.
Desconozco cómo sobreviví mis primeros meses de vida. Sólo recuerdo aquella rata mordiéndome y yo destrozándola de un sólo puñetazo. Eso me hizo ver que era fuerte, y que podía sacar partido de eso.
Me gusta luchar. Me gusta el olor de la sangre. Sobre todo si es enana... (un brilllo de satisfacción recorre su rostro). Me gustan las armas. Todas. Espadas, dagas, hachas, hasta un palo llegado al caso, o un buen puñetazo... (tensa los músculos de los brazos mientras piensa).
Ya lo dijo aquel viejo orco. "Hijo, eres un pequeño bestiajo". Y sí, lo soy. Me encanta la lucha, la batalla, usar mis músculos... si tengo que ser un pequeño bestiajo, eso seré. Un pequeño bestiajo. Un bestiajín.
Pero tengo que mejorar. Ese goblin brujo me dio una buena tunda la primera vez. Bueno en realidad fue su pequeño y cabroncete diablejo. La segunda con ese pielverde plantando palitos que me hicieron un poco más fuerte ya no tuvo opción. Dos hachazos y su cabeza rodó por los suelos, mientras la pielverde daba saltitos de alegría. Jé.
Una marca más en el mango de mi arma, sea la que sea en ese momento...