El anuncio era tan extraño que llevaba el periodico estrujado en la mano para ir comprobando de poco en poco que no desaparecia cuando no lo miraba. El tenerlo rodeado de varios circulos rojos ayudaba a encontrarlo antes. Las manos sudadas ayudaban a que la tinta me manchara la mano y mientras iba siguiendo un plano mental, esperando no confundirme de camino, iba pensando en la hora que seria y buscando una fuente al mismo tiempo. Si me hubiera encontrado con alguien no me hubiera extrañado si le preguntaba si tenia agua y al dar con una fuente me quedara atonito al ver que no me daba la hora.
La hora, la hora. ¿Que hora era? No conocia aquella parte de la ciudad. Ni aquella, ni aquella otra, ni mas alla. Casi no conocia donde vivia. Apenas llevaba dos semanas en la ciudad y ya estaba apurado con el dinero. ¿Como era posible que un apartamento de una habitacion amueblado en tiempos de Isabel II y cuatro comidas aun mas viejas se hubieran llevado todos los ahorros?
Cruce perpendicularmente dos anchas calles, luminosas y llenas de vida. Al llegar a la tercera me detuve en seco. Esquive un par de coches y me subi a la acera. Me habia pasado. Volvi atras, a la primera calle. Nada. ¿Como era posible? Inspeccione detenidamente el espacio inmediato y di con un pequeño portal que no era tal, si no la entrada a la calle que buscaba, una especie de triangulo isosceles. Me encontraba justo en el lado contrario de la base, que se encontraba a cierta distancia pero que de haber ido por el otro lado no habria tenido problemas en dar con la direccion que era objeto de mi interes.
Antes de cruzar la puerta desdoble el periodico y comprobe que la direccion que tenia metida en la cabeza no habia cambiado. Me puse a buscar el portal en cuestion con ciertas dificultades, ya que la calle era mas un estrecho callejos por el que no pasaban los vehiculos y aun asi, las fachadas de los edificios estaban oscurecidos por la polucion. Di con mi portal. Entonces me di cuenta de que aquello no era un edificio de viviendas u oficinas; parecia mas una carcel. Intente comprobar mi aspecto en los vidrios rotos de la puerta. A pesar del ambiente, un joven ilusionado me devolvio una sonrisa estupida y nerviosa. No era necesario abrir, pues una hoja de la puerta no cerraba bien y solo con empujarla se abria. A pesar de eso busque un timbre que no existia, o de haber existido, habia decidido emigrar cuan golondrina a otros paramos mas acogedores. La puerta ni crujio ni gruño. Eso si, cuando pase y la solte dio tal golpe que tuve que buscar el corazon entre los cartones del suelo. No me extrañaba que los cristales estuvieran rotos. Con semejante golpe lo anormal era que las paredes de piedra no se hubieran derrumbado como las murallas de Jerico ante los tambores de Josue.
El hueco del ascensor estaba hueco y las escaleras si chirriaban, crujian, gruñian, se quejaban y amenazaban con desaparecer echas polvo como algunos escalones habian hecho ya. Me agarre al pasamanos con la esperanza de que, si desaparecia el suelo, la pared no solo no se me cayera encima sino que aguantara mi peso.
En otras tierras otras proezas habrian sido calificadas de milagro con mas facilidad que mi llegada al segundo piso. Mi aspecto debia de haber desmejorado bastante en aquella ascension y ya no tenia tanta necesidad de un empleo, al menos no hasta que llegara de nuevo a la calle... de una pieza.
Levante la vista y vi un largo pasillo. Al parecer me encontraba en su parte central. El suelo era de polvo, y debajo de él, un marmol claro perdia la batalla por la limpieza. Mire a derecha e izquierda. El pasillo era muy largo. Estaba pensando en que camino tomar, si el de la derecha o el de la izquierda, cuando oi lo que crei que eran unas voces desde el final del pasillo a la izquierda. Me plantee dar media vuelta y salir de aquel lugar antes de que me destriparan, me decapitaran o me hicieran algo peor. Ademas, tenia que ir al baño a hacer pis. No se notaria mucho si buscaba un rincon algo oculto, pero se me cruzo la idea de que podria no ser una buena referencia en la entrevista que me iban a hacer. Empece a recorrer el pasillo con unos pasos silenciosos, amortiguados por el polvo. Mis ojos se habian habituado a la oscuridad y las pequeñas rendijas que habia abiertas dejaban pasar unos rayos de luz sobre los que bailaban millones y millones de particulas de polvo. Aligere el paso y me detuve cuando volvi a oir gritos. Un hombre y una mujer. No distinguia que decian, pero sonaba como si quisieran tirar abajo aquel sitio solo con el sonido de sus voces. Doble la esquina y tras un trozo mas de pasillo, di con una puerta de madera de doble hoja, ricamente tallada. No se de que madera estaba hecha, porque a pesar de haber vivido en el campo no era capaz de diferenciar una madera de otra. En arbol si, por supuesto.
Antes de llamar me di cuenta de que en algun sitio habia perdido el periodico. Pudiera ser que en las escaleras. A pesar de la penumbra, vi que mi mano no estaba todo lo limpia que debiera. Me plantee incluso escupirme en ella para limpiarla un poco. Sin embargo, pense que quien me diera la mano preferiria limpiarse tinta a un poco de baba.
En el mismo momento que llame, las voces callaron.